miércoles, 14 de agosto de 2013

Vuelta por el Mallaruego

Ya estamos otra vez en Escarrilla dispuestos a cansar un poco las piernas, que para eso estamos de vacaciones (aunque suene raro decirlo). Hoy nos hemos decidido por el Mallaruego, un monte desconocido para nosotros y al que teníamos ganas de subir por ver lo que hay detrás de esos montes.

Barbacoa fallida, 2º asalto

Solución a la barbacoa

Salimos por la pista de la Ripera y la seguimos hasta un puente de hormigón del cual hay que seguir un poco más todavía hasta ver un gran camino que sale a mano izquierda, al lado de un árbol muy grande. Ya hemos encarado hacia el collado Yenefrito que está a la derecha del llamado "dedo de Yenefrito".

Inicio de la pista de la Ripera

El dedo de Yenefrito y su collado a la derecha

Llegados a este punto toca coger el camino a media ladera que lleva al refugio del ICONA y del cual ya no queda mucho para coger el desvío que nos llevará al collado de Ordiso. Una vez cogido el valle toca seguirlo hasta casi el final. Hay que decir que camino marcado no hay, solo caminos hechos por el ganado.

Seguimos por el valle con caballos y vacas, una de las cuales hizo un amago de venir a por nosotros al estar con su ternero. Total, que seguimos por el valle pero no hasta el final. Nos desviamos por la izquierda para pasar por encima de una terraza y seguirla hasta toparnos con una pequeña barrera de rocas que se salva sin problemas.

Inicio del valle que va al collado de Ordiso

En pleno valle. Hay que ir por la terraza que le da el sol

Antes de desviarnos a la izquierda

Todo el valle seguido

Fue aquí donde vimos la muerte cara a cara. Nos paramos a comer y beber un poco cuando vemos aparecer una oveja que casi no se tenía en pie. Se nos acerco y vimos el motivo por el cual caminaba de esa forma. Tenía un boquete abierto en la tripa, ya medio infectado y los ojos sin poder abrirlos. La verdad, nos dio bastante pena porque sabíamos que no le quedaban dos telediarios y en cuanto vinieran unos buitres, se la comían.

En fin, que seguimos ahora sí, dirección al collado de Ordiso que ya se intuye cerca. Cuando salimos arriba, la vista es espectacular con Ordesa, el Taillon en primer plano y unas ovejas esquizofrénicas. Sí, he dicho bien, eran esquizofrénicas. Cuando llegamos estaban tan tranquilas comiendo hierba pero fue vernos aparecer y empezar a seguirnos gritando como locas. Cuando ya se cansaron, mi padre y yo coincidimos: ¡Nunca habíamos corrido un encierro de ovejas a 2550 m!

Enfilando al collado de Ordiso

Ya se ve el collado de Ordiso

En el collado con las ovejas esquizofrénicas

En el collado con vistas hacia Tendeñera

Bueno, al lio. Ya solo nos queda un pequeño barranco que sube hasta un collado desde donde se pasa a la otra vertiente y ya desde ahí hasta la cima es ir por bloques grandes.

¡Ya estamos en la cima! El paisaje es una pasada con el Vignemale y Ordesa tan cerca que parece que se pueden tocar. Hay que decir que Tendeñera se ve, también, como nunca antes la habíamos visto.

El collado que da a la otra vertiente del Mallaruego

Camino de la cima por bloques

Ya estamos en la cima

Tendeñera desde la cima

Taillon y Ordesa

Infiernos, Balaitous, Gran Facha... 

Los dos en la cima

Después de unas fotos toca bajar en dirección al ibón de Mallaruego. La bajada por este lado empieza llegando a un collado y bajando después hacia la izquierda siguiendo un barranco. El cuentakilómetros no da descanso y cerca de donde estamos se intuye una gran bajada que nos dejará en la mallata de Yenefrito.

El camino de bajada desde el Mallaruego está más marcado por esta vertiente y se nota más al llegar al desvío al ibón de Catieras, que ya en unos cuantos zig-zag estamos otra vez en la mallata de Yenefrito. Desde aquí volvemos al collado de Yenefrito y en poco tiempo nos plantamos en la pista de la Ripera.

Bajando de la cima

Los Mallaruego's. El collado más marcado es donde apareces

El barranco de bajada

Encarando la bajada a la mallata de Yenefrito

La bajada vista desde abajo

Mallaruego visto desde el collado de Yenefrito

El dedo de Yenefrito y el de mi padre


De vuelta en la pista de la Ripera y el desvío 

En poco menos de una hora ya estamos en el coche. Desde luego, cuesta menos escribirlo que recorrer los 4,7 km que teníamos que patear por pista. Total que después de 24 km y 7 h de caminata, estamos en el coche, contentos por haber "descubierto" otra zona del Valle de Tena.

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