Pues eso, que un poco más y ya casi no
nos acordamos de por dónde se sube a este monte. Hacía ya 7 años
que no lo subíamos y esta vez optamos por subirlo con esquís. Tras
el palizón de Collarada nos decidimos por un monte con, en teoría,
poca porteada con esquís. Esta vez madrugamos bastante y para las
8:00h ya estamos saliendo desde la verja.
Una vez vemos los montes de la zona,
vemos que la nieve empieza un poco más abajo de la entrada del
embudo del Aspe, por lo que nos queda poca porteada con esquís (en
teoría). Llegamos al asca y comprobamos que la nieve está como la
piedra, por lo que nos calzamos los crampones y seguimos con los
esquís en la mochila.
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La trilogía de Aísa a la bajada |
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La llena del Bozo, todavía en sombra a la subida |
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La Llena de la Garganta |
Ahora encaramos el valle de subida a la
Llena y en poco tiempo ya tenemos la pala final delante nuestra lista
para subirla. A todo esto, hemos madrugado tanto que es la primera
vez que nos da el sol. A unos 10min. de acabar la pala final, dejamos
los esquís y subimos ya sin peso hasta la cima. Como hemos llegado
muy pronto y la nieve todavía está dura, esperamos una hora hasta
que le de un poco el sol para que se reblandezca.
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Subiendo la pala final |
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Acabando la pala final |
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Llegando a la cima |
En esta hora disfrutamos de las vistas
hacia el Aspe y Llena de la Garganta, hacia un lado, y del Bisaurín
hacia el otro. Aunque no había parecido que era un monte solitario y
sin gente, habrá tranquilamente en este monte unas 20 personas.
Luego bajaremos por la misma vía de subida, por lo que la cara W se
queda para otro día (demasiado dura). La verdad es que se veía
bastante chula y vertiginosa
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Bisaurín desde la cima |
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Llena de la Garganta y Aspe (por ahi está Mikel) |
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La cara W se queda para otro día |
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Otra del Bisaurín y del Olibón (en primer plano) |
Al final, a las 12:00h empezamos a
bajar y pillamos la bajada perfecta. Le acaba de dar el sol y todavía
sigue un poco dura. Lo justo como para no estar pesada. Esta tan
perfecta que no nos importa volver a subir la pala del collado para
bajarla otra vez. La pena es que con los esquís se baja tan rápido
que la diversión se acaba enseguida. Aún así podemos bajar por una
lengua de nieve casi hasta el valle.
Ya estamos en el coche y, por supuesto,
no se nos olvida la parada en el Anaya para repostar. Un día
perfecto y mucho menos paliza que Collarada hace dos días.
Un saludo y a disfrutar del monte!
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